Los políticos y los partidos políticos son considerados uno de los mayores problemas a los que se enfrenta España, según la encuesta de junio del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). La encuesta reveló que los políticos sólo están por detrás del desempleo en la lista de preocupaciones de los españoles. Casi un tercio de los entrevistados -32,1%, cuatro puntos porcentuales más que en mayo- dicen estar preocupados por los políticos del país. Este es el nivel más alto desde 1985.
Los resultados llegan cuando el estancamiento político en España continúa profundizándose, más de dos meses después de las elecciones generales del 28 de abril. Aunque el primer ministro en funciones, Pedro Sánchez, del Partido Socialista (PSOE), ha fijado una fecha para el voto de investidura, actualmente no cuenta con el apoyo necesario de otros partidos políticos para ser reelegido por los diputados en el Congreso. Uno de los principales escollos ha sido el estancamiento político entre los socialistas y el grupo izquierdista antiausteridad Unidas Podemos, cuyos 42 votos son necesarios para asegurar el éxito de la candidatura de Sánchez a la investidura.
Hasta hace una década, alrededor del 10% de los españoles estaban preocupados por los políticos, pero esta cifra comenzó a aumentar a mediados de 2009 durante la crisis financiera. Desde entonces, la tendencia a la baja ha continuado.
Según los resultados de junio, casi dos tercios (62,5%) de los españoles afirman que el desempleo es el mayor problema nacional, seguido de cerca por la política.
El descontento político alcanzó picos similares (por encima del 30%) en dos ocasiones en 2012 y 2013, justo antes de la aparición de nuevos partidos políticos. Después de las repetidas elecciones generales de 2016, la preocupación por los políticos comenzó a aumentar de nuevo hasta alcanzar el nivel histórico en junio.
«En medio de la crisis económica, el descontento con los políticos se asoció a los recortes y a la gestión cuestionable de la Gran Recesión. Pero la crisis se ha calmado, hemos tenido cinco años de fuerte crecimiento, y el malestar por los políticos no ha dejado de crecer. La razón principal es la parálisis que ha petrificado la política española en los últimos años», dice José Pablo Ferrándiz, investigador de la empresa encuestadora Metroscopia.
La llegada del partido de centro-derecha Ciudadanos en 2006, fundado en respuesta a la campaña de independencia catalana, y Unidas Podemos, creado en 2014 tras el movimiento de protesta ciudadana del 15-M, fracturó el sistema político bipartidista español, dificultando la formación de un gobierno por parte de un solo grupo. El surgimiento del partido de extrema derecha Vox ha fragmentado aún más el sistema, lo que significa que los partidos políticos se ven cada vez más obligados a negociar acuerdos si quieren gobernar. Pero esto puede conducir a estancamientos políticos, lo que, según el politólogo Pablo Simón, da «la impresión de una pérdida de eficiencia en el sistema político». Simón añade que el nivel histórico de preocupación política también está relacionado con la naturaleza cada vez más polarizada de la política española.
«La terrible percepción se debe a la crisis económica, que ha provocado un nivel de preocupación muy alto y que ha permanecido allí durante mucho tiempo, combinada con factores más circunstanciales como la incapacidad para resolver la crisis catalana, los casos de corrupción y, sobre todo, en las últimas semanas, el ruido y la inestabilidad de la política española», dice Ignacio Jurado, de la Universidad de York, refiriéndose al fracaso de las negociaciones previas a la ceremonia de investidura.
España podría estar a punto de celebrar nuevas elecciones si Sánchez no consigue el apoyo necesario de otros partidos políticos. Según la encuesta del CIS, si se convocan nuevas encuestas, su partido obtendría el mejor resultado, ganando el 39,5% de los votos. Ciudadanos quedaría en segundo lugar con un 15,8%, seguido por el derechista Partido Popular (PP) con un 13,7%, Unidas Podemos con un 12,7% y Vox con un 5,1%, según la encuesta de intención de voto.
La encuesta muestra que Unidas Podemos estaría peor si se convocasen nuevas elecciones, perdiendo más de 1,5 puntos porcentuales de los resultados de abril, un factor que puede influir en las negociaciones con los socialistas.