Es probable que la tasa de abstención sea un factor decisivo en los resultados de una elección española repetida. Si España se dirige a las urnas el 10 de noviembre, como es de esperar, el resultado de la votación podría ser menos fracturado si hay una participación electoral significativamente menor. Algunos expertos sostienen que esto perjudicará a grupos de izquierda como el Partido Socialista (PSOE) y Unidas Podemos (una coalición entre Podemos e Izquierda Unida), mientras que otros sostienen que concentrará el voto más equitativamente entre los bloques de izquierda y de derecha.
Estamos viendo una mayor retirada ahora, y está distribuida equitativamente entre la izquierda y la derecha.
BELÉN BARREIRO, DIRECTORA DE LA EMPRESA DE INVESTIGACIÓN 40DB
España está más cerca que nunca de sus cuartas elecciones generales en otros tantos años, después de que sus partidos políticos no lograron llegar a un acuerdo de gobierno tras las inconclusas elecciones del 28 de abril. A pesar de meses de negociaciones, el PSOE, que obtuvo la mayoría de los escaños en la votación de abril pero no obtuvo la mayoría, no ha podido llegar a un acuerdo con ningún partido político que permita a su líder, Pedro Sánchez, ser reelegido como primer ministro por los diputados del Congreso.
Es probable que cada partido político dedique gran parte de su campaña electoral a culpar a sus adversarios por la repetición de las elecciones. Los votantes tienden a castigar al líder político al que consideran responsable, ya sea votando a favor de un partido diferente o absteniéndose.
La única otra vez que España ha celebrado elecciones repetidas -en junio de 2016, tras el intento fallido de Mariano Rajoy, del Partido Popular (PP) de derecha, de ser reelegido como primer ministro- la participación cayó marginalmente del 73,2% al 69,8%. Pero el descenso podría ser mayor en noviembre, aunque sólo será decisivo si algunos partidos son castigados más que otros. «En general, estamos viendo una mayor retirada ahora, y está distribuida equitativamente entre la izquierda y la derecha. La cuestión es si esta tendencia se mantendrá estable en los próximos días», dice Belén Barreiro, directora de la encuestadora 40dB.
Según Barreiro, el nivel de desconexión será mayor entre los jóvenes votantes españoles, que se movilizaron significativamente para las elecciones generales del 28 de abril y votaron principalmente por el PSOE. Pero Barreiro dice que es importante no sacar conclusiones precipitadas, explicando que hay muchos factores que podrían afectar los resultados.
En la repetición de las elecciones de 2016, la participación electoral cayó del 73,2% al 69,8%.
Antonio Asencio, director de comunicación de la empresa de investigación de mercados Sigma Dos, coincide en que la situación es compleja. «Hay que tener en cuenta dos factores. En primer lugar, si la tasa de abstención se distribuye de manera uniforme o si se concentra contra determinados partidos. Esto podría cambiar considerablemente la estructura de la votación, con oscilaciones de hasta cuatro puntos a favor o en contra de algunos partidos. La segunda cuestión es que, si hay una fuerte disminución en la participación, los partidos que logran retener a más votantes, incluso si pierden votos en términos absolutos, podrían aumentar su porcentaje[del voto]», explica.
Según Asencio, los partidos políticos lanzarán ahora «una batalla muy fuerte para controlar la narrativa» sobre quién tiene la culpa de la repetición de las elecciones.
La empresa de investigación Ipsos informó el martes que el 60% de los votantes están en contra de volver a las urnas. «Es probable que quienes no quieran que se celebren[nuevas elecciones] no voten», dice el experto de Ipsos Vicente Castellanos, quien agrega que la baja participación electoral no tiende a tener un gran impacto en los partidos de izquierda, dado que la mayoría de la gente en el país se define a sí misma como de centro-izquierda. «Los votantes de derecha se movilizan antes y de manera más disciplinada. Y en este caso, tienen una fuerte razón para votar porque existe la opción del cambio», dice Castellanos.
Otros expertos están más seguros de que los partidos de izquierda verán una caída en el apoyo. José Ramón Lorente, jefe de la empresa de encuestas Celeste-tel, dice que en la última encuesta de intención de voto realizada por el gubernamental Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), un tercio de los votantes estaban a favor de un gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos. Argumenta que, a diferencia de lo que ocurrió en 2016, cuando los votantes castigaron en gran medida a Unidas Podemos, esta vez el PSOE y su líder, Pedro Sánchez, también pueden verse afectados por la baja participación electoral: «La tasa de abstención en esa ocasión dolió a Pablo Iglesias. Pero ahora los de la izquierda pueden culpar a cualquiera de los dos».