NIGEL CONSTABLE, propietario del Company Bar del Casco Antiguo de Benidorm, falleció dormido el lunes por la mañana tras una corta estancia hospitalaria.
Nigel era un personaje muy querido en Benidorm y se han pagado tributos en los medios de comunicación social después de que se anunciara que había fallecido mientras dormía.
El columnista de Friend and Euro Weekly News, Barry Duke, publicado en su cuenta de Facebook: «Hoy he sabido con tristeza que mi querido amigo Nigel Constable, propietario del Company Bar de Benidorm, ha fallecido en las primeras horas de esta mañana. Extrañaré su ingenio, su sabiduría y sus ataques de irascibilidad.
«Me inspiró a escribir muchas columnas para Euro Weekly News, y por eso siempre lo recordaré.»
Un post en la cuenta de Facebook del bar decía: «El funeral de Nigel Constable tendrá lugar en el Crematorio de Villajoyosa el próximo martes 24 de septiembre a las 12 de la noche.
«Todo el mundo es bienvenido a asistir a este servicio no religioso. La familia ha pedido que no se envíen flores. Habrá un velatorio en el bar de la compañía después del servicio.
Nigel fue ingresado en el hospital el día antes de que el bar recibiera una lluvia de felicitaciones por una carroza increíble, con un zapato de tacón de aguja gigante, que construyó para Benidorm Pride.
Nigel se estableció en Benidorm hace unos cinco años, y dirigió la cercana Pig and Whistle antes de adquirir Company Bar en la calle San Miguel. Antes de eso, tenía una tienda de regalos en Brighton. Entre sus muchos intereses cuando vivía en el Reino Unido estaban las carreras de galgos (en realidad tenía uno de estos perros) y la compra y venta de sellos raros.
Aunque viví en Brighton durante ocho años, sólo conocí a Nigel cuando llegó a España y se hizo cargo de la compañía. Nos hicimos amigos firmes.
Nunca dejó de sorprenderme con su amplio conocimiento de la historia, la política, la literatura y la cocina cordon bleu y a menudo se le ocurrieron grandes ideas para mis columnas semanales de Euro Weekly News, de las que era un ávido lector.
Pero aprendí muy pronto en mis tratos con Nigel a no meterle nunca en el tema de la burocracia española y las insondables normas que rigen las mesas y sillas de los bares locales al aire libre. Sus discursos sobre estos temas podrían inducir migrañas y hacer sangrar los oídos.
Su muerte le ha quitado a Benidorm un carácter verdaderamente memorable.